El 93% de los Asistentes Personales de ECOM se sienten bastante o muy capacitados para ejercer su profesión, según un estudio de ECOM sobre su formación

El estudio elaborado por ECOM “La formación del asistente personal” ha demostrado que la figura de la persona usuaria es esencial en la formación del asistente personal, así como ha evidenciado la alta capacitación en su trabajo que perciben tanto usuarios como asistentes personales con la metodología seguida por ECOM, y ha expuesto la alta feminización en esta profesión. 

El 92,8% de los Asistentes Personales (AP) de ECOM, entidad sin ánimo de lucro que hace más de 13 años que cogestiona el servicio para personas con discapacidad física y/u orgánica, se sienten bastante o muy capacitados para ejercer su profesión, según establece el estudio sobre la formación del Asistente Personal que ha elaborado la entidad. La investigación, que fue presentada por ECOM y PREDIF en el ámbito estatal el pasado 23 de marzo con la presencia del director general del IMSERSO, Luis Alberto Barriga, el exdirector general de Políticas de Discapacidad, Jesús Celada, y el presidente del CERMI, Luis Cayo Pérez, se ha elaborado en un momento de vacío legislativo en el ámbito estatal sobre cómo tiene que ser y como se tiene que regular esta figura clave para la vida independiente de las personas con discapacidad, así como impulsar su regulación definitiva. 

La percepción sobre la capacitación de los AP es uno de los indicadores con los cuales la entidad defiende la metodología que ECOM ha seguido durante todos estos años de servicio, y según la cual la formación para los asistentes personales tiene que ser de no más de 50 horas y tiene que priorizar conocimientos como la filosofía de vida independiente, los derechos de las personas con discapacidad, las habilidades comunicativas (escucha activa, empatía...), u otros aspectos relacionados con las ayudas técnicas, cuidados básicos o movilizaciones. 

La investigación, elaborada con el objetivo aportar evidencia empírica sobre la formación del asistente personal, en el marco de la Filosofía de Vida Independiente, ha analizado las percepciones que tienen los AP y las personas usuarias del servicio sobre la formación de los asistentes personales, el rol de la persona usuaria como formadora de la AP, las competencias que debe tener esta figura profesional y las características del colectivo de asistentes personales. 

Las percepciones sobre la formación de los y las asistentes personales 

Según el estudio, no solo la percepción y la sensación de los mismos asistentes personales indica que los AP están suficientemente capacitados para el trabajo, sino que el 79,9% de los usuarios del Servicio de AP también perciben los asistentes personales como mucho o bastante preparados. 

Los datos demuestran que la percepción que los y las AP tienen sobre su nivel de capacitación no está condicionada por su nivel de estudios, ni por el hecho que estos estén vinculados a ámbitos que tradicionalmente se asocian a la asistencia personal (como son las ciencias de la salud, la educación o el ámbito social). En cambio, sí que hay un vínculo entre los años de experiencia, sus capacidades y el hecho de percibirse más o menos capaz para realizar el trabajo. 

En este sentido, las personas usuarias del servicio tienden a condicionar el éxito de la formación a aspectos vinculados con la interiorización de la filosofía de Vida Independiente por parte del AP. Mientras que los asistentes personales se centran en aspectos vinculados a la relación con la persona usuaria, como son su capacidad de empatía, de comunicarse, su carisma, flexibilidad o amabilidad. 

Las características que del colectivo de asistentes personales 

Uno de los objetivos específicos de este estudio también es profundizar en las características del colectivo profesional de los asistentes personales y, en este sentido, la investigación ha demostrado que se trata de un colectivo muy feminizado, el 72,1% son mujeres, que se encuentran entre los 31 y los 60 años, cerca del 80%, y nacidos mayoritariamente fuera del estado español, en un 70%. 

Con relación al área de los estudios, el grupo mayoritario, en un 46,9%, ha acabado la educación secundaria postobligatoria, lo sigue el grupo de asistentes que tienen el título de educación superior, en un 27,6%, detrás de los cuales hay el grupo que ha finalizado la educación obligatoria, en un 19,4% y, finalmente, tan solo un 9,2% de AP manifiestan que no han acabado la educación obligatoria. En referencia a los ámbitos de estudio, el 60% de los asistentes personales tienen estudios en el ámbito sanitario (área prioritaria), el educativo y/o social. 

La investigación también ha mostrado que se trata de un colectivo bastante estable en cuanto al periodo de tiempo que hace que los asistentes personales se dedican a esta profesión. Según los datos de la investigación, el 46,7% de AP hace más de 3 años que hace este trabajo y el 77,7% explican que han estado atendiendo a una misma persona usuaria durante más de un año. En este sentido, el 38,8% de AP compatibilizan el trabajo de asistente personal con otros trabajos y el 51,2% con otras responsabilidades, como el cuidado familiar o los estudios. 

La relevancia del rol de la ‘persona usuaria’ en la formación de la AP  

La investigación ha demostrado que las personas usuarias tienen un rol central en la formación de los AP, puesto que un 83,7% de los y las AP han asegurado que la principal formación la reciben desde la persona usuaria y un 91,8% de los AP considera que los forman diariamente durante el tiempo que dan el servicio. 

En cuanto a las personas usuarias, el 90,8% considera que forma a sus asistentes personales, sea de forma regular o a lo largo del servicio o en momentos puntuales, sobre todo al inicio, pero también a lo largo del servicio, cuando surgen nuevas necesidades. 

Así pues, con este estudio ha quedado demostrado que la figura de la persona usuaria es esencial en la formación del asistente personal. Al mismo tiempo, esta metodología respeta la filosofía de Vida Independiente, con la cual se rige ECOM, y da libertad a las personas usuarias para escoger el asistente personal en función de las capacidades, los conocimientos o la titulación específica de acuerdo con su proyecto de vida independiente.